opinion
Martes, 31 de enero de 2017
Un DT que apenas empezó y que ya está condicionado
Tal vez el corazón haya traicionado a Ariel Holan. Quizás el DT de bajo perfil haya sentido que tenía que dar un salto en cuanto a su imagen ni bien asumió en Independiente, el club de sus amores.

Los drones y las computadoras hubieran sido anecdóticos sin todo lo demás: los audios con las canciones de los Rojos que cantaba el DT y las críticas hacia los procesos anteriores, que le volvieron como un boomerang de los labios de gente muy pesada en la historia del club de Avellaneda. Holan, acaso, nunca entendió dónde estaba parado. No delante de un plantel de hockey ni mucho menos delante de un grupo de juveniles. Independiente, con toda su efervescencia, rabia y ganas de ganar a cuestas, es mucho más que eso.

Holan tiene que entender que ya está condicionado. No por el 0-0 ante Atlético Tucumán y, aunque mucho más profundo, por el 0-3 con Racing. El DT que hasta hace un tiempo era un outsider del fútbol tiene que adaptarse a la impaciencia de la gente hacia un plantel. Debe saber que el agotamiento baja de la tribuna y que podría arrasarlo como un tsunami. El lunes que viene, otro clásico frente a la Academia, asoma mucho más desestabilizador. No porque haya una decisión en puerta, sino por todo lo condicionado que el entrenador estaría en la reanudación del campeonato. Independiente no es fácil. Los hinchas echaron a Almirón y a Pellegrino, y le soltaron la mano a Milito. Holan nunca creyó que todo sería tan difícil.


 
 
 
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