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Opinión | Domingo, 12 de febrero de 2017 |
Jugar a la política, deporte de moda en Libres “Para el que no tiene nada, la política es una tentación comprensible, porque es una manera de vivir con bastante facilidad” decía el escritor español Miguel Delibes cuando hablaba de la actividad y de quienes la ejercían de mala manera o con total desinterés. En nuestra ciudad, y con muchos casos por recordar, la política ha albergado en creciente número a un sinfín de ciudadanos que merced a su escasa capacidad de trabajo, a su nula preparación o en el peor de los casos por no tener otra actividad conocida, arribaron a puestos jerárquicos, bancas legislativas o a “operadores”, bordeando esta última categoría el histórico mote de “chanta”, tan habitual en el mundillo gubernamental.
No en vano cabe recordar que algunos de ellos han sufrido de sobremanera los tragos amargos que vienen en el combo de ingreso a la política. Basta con mirar al ex intendente Verón o al actual jefe comunal Tarabini para observar como la poderosa maquinaria comprendida por medios, rivales y “amigos del campeón” les trajeron consecuencias físicas y anímicas.
Hay otros casos en los que definitivamente jamás se comprenderá para que algunos “nobles” vecinos se metieron en esto del “arte de negociación para conciliar intereses”, tal cual reza una definición en latín sobre el tema.
En ese imaginario colectivo contemporáneo, podríamos mencionar a los ex concejales Rodrigo Acebal, Patricia Picolini, Mónica Obregón y Guillermo Monti, de quienes sólo se recuerda que alguna vez fueron electos por la población sin existir registro alguno de proyectos de relevancia que aporten al desarrollo de la comunidad.
Si nos acercamos en el tiempo nos encontramos con el bueno de Aristóbulo Marticorena o con Eduardo “Pichón” Balbastro, cuyas mayores intervenciones en lo que va de mandato han sido la de levantar la mano para pedir el pase a comisión de algún proyecto, generalmente de otro edil, o la de izar la bandera al inicio de la sesión.
Seguramente en un año electoral como el que transcurre nos encontraremos con nuevos libreños interesados en jugar a la política. Intentando despegarse de este tren fantasma va “Tincho” Ascúa, candidato del PJ, regresando al ruedo después de casi diez años sin participar activamente de la política vernácula. Todavía se recuerda, en rees internas del peronismo, la cara de susto de Ascúa cuando le ofrecieron un lugar como candidato a concejal en la lista que llevaba a Giorgio de candidato a Intendente en el 2.009. “Tincho”, al parecer, olfateó la paliza electoral y decidió no integrar la grilla .Ahora, dicen los que lo rodean, que olfatea el triunfo y por eso volvió.
Esperemos que quienes integren las nóminas durante las sucesivas elecciones venideras sean personas a las cuales la política les apasione de verdad y la sientan como la principal herramienta para transformar su ciudad, su provincia o su país ya que también en Libres tuvimos y tenemos de esta clase de ciudadanos.
De lo contrario, el colectivo imaginario del que hablamos anteriormente se volverá cada vez más grande en detrimento del resto de la población.
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